.
La semana pasada tuve que echar mano del ibuprofeno, solo uno al día,
pero hace tres que no lo tomo, ya no me hace falta.
Ando mucho y a paso
rápido, 5 km/h de media. Ayer hice 20 kilómetros o casi, hoy los he
sobrepasado y mañana haré más, de una tirada, con solo un descanso
tuitero a medio camino. Luego, la vida de siempre, la compra,
encargos para la Fundación y algunas tonterías de gente de mi
edad.
Al principio creí que estaba buscando mi límite. El
Camino, el del Norte, no deja de ser una excusa y la preparación de
algo mucho más grande que me he impuesto como meta.
Ayer mi compañera
fue muy dura conmigo, en pocas palabras me dijo algo que ya sabía,
que llevo dentro y temo reconocerlo. De hecho lo que de ningún modo
quiero es expulsarlo, porque en el momento que lo haga ya nada será
igual.
Estoy pasando por lo mismo que mi padre hace muchos años,
y supongo que muchos otros. Estoy rechazando la vejez. La diferencia
es que yo estoy bien, al menos mucho mejor que él con los mismos
años. Puedo permitirme esfuerzos impensables para la mayoría de
quienes tienen mi edad o con bastantes menos años que yo,
inimaginables incluso para mí no hace tanto.
No, no estoy
buscando mi límite sino la rotura de mi cuerpo, y eso es lo que
Amara ha tenido la osadía de aclararme, como si yo no lo supiera. No
quiero morir convertido en un andrajo, en algo que no sirva de nada.
Veremos como termina la cosa, pero se me ha metido entre ceja y
ceja y ahora solo mi rotura podría frenarme.
.
Yo no puedo tomar ibuprofeno me sienta como una patada en los homólogos, cuando no me queda más remedio como mucho un paracetamol. Pero como me decía mi medica dietista, con lo tuyo tendremos que plantearnos que pases dolores ya que el remedio es peor que la enfermedad.
ResponderEliminarPor eso mis plantas, mis árboles y mis cielos y carretera y manta. Mientras ves cosas bonitas no piensas en otras.
Salud
Cierto, contemplar la belleza es uno de los mejores antídotos
Eliminar