miércoles, 7 de junio de 2023

MI ÚLTIMA AVENTURA

______________________________________


El pasado 8 de enero escribí sobre la que sería mi última aventura, la de Mila seguramente no, ella es más joven y espero que tenga muchas más por delante. Por desgracia no ha sido posible, mis compañeros me pidieron crear una candidatura para la alcaldía de mi ciudad y presentarme como cabeza de lista, y no pude negarme. No explicaré aquí las vicisitudes que nos llevaron a decidir algo así. Debo confesar que no me hacía ninguna ilusión y que también, por desgracia, no conseguimos los votos suficientes. -Si alguien quiere que le explique el porqué y el cómo, no lo defraudaré, pero será por privado-

¿Por desgracia?
Si, por supuesto. Por poca ilusión que me hiciera, ha sido la gran oportunidad para impulsar la democracia directa desde un grupo municipal. Ahora solo podrá hacerse desde la calle y con recursos muy limitados.

¿Y la última aventura? ¿Qué queda de ella?
Pues la hemos pospuesto para septiembre. Ya tenemos los vuelos pagados.
Y es que lo primero que hice la noche del veintiocho de mayo, fue llamar a Mila para darle la buena nueva, y luego a mi hijo Al para que supiera lo que le venía encima.


.

viernes, 2 de junio de 2023

¿RELACIONES AFECTIVO-SEXUALES?

 _________________________________________________

 

Hace años, más de diez, una joven amiga me dijo que lo nuestro había sido poliamor, una palabra entonces desconocida para mi.
¿Poliamor? ¿Y eso que es?
Me lo explicó y respondí que algo de ello había, pero ni enteramente ni en la mayoría de nuestras relaciones. Ahora, pasados muchos años de nuestra historia y con algunos de sus protagonistas desaparecidos, leo que en ciertos círculos “profesionales” se habla de “relaciones afectivo-sexuales”. Y me río del empeño por parte de esos “expertos”, en disfrazar con definiciones más o menos cultas lo que para nosotros se limitó a jolgorio entre un grupo de amigos y amigas bastante abierto, que se pasaron por el forro los prejuicios de la época.
¿A qué viene eso?
Pues que en uno de mis paseos por el río, un viejo amigo me ha llamado para saber de nosotros, lo cual ha sido bastante traumático, dado que al enumerar a los que hemos ido dejando por el camino, hombres de entre sesenta y ocho y setenta años, aparte de Carla con sesenta y uno, el pobre no paraba de exclamar: ¡no lo sabía, cómo no me he enterado!
En fin, ha sido muy triste, más para él, que de golpe ha descubierto que había de sacar un montón de nombres de su agenda. Sin embargo, no ha sido impedimento para decirme que lo “nuestro” (entrecomillo porque apenas participó, aunque no fuera óbice para marcarlo de por vida) había sido… no recuerdo las muchas palabrejas utilizadas a medida que yo le iba respondiendo: podría ser, pero no.

Es increíble lo que llegan a inventarse los “expertos” a saber de qué, para definir las distintas variantes afectivo-sexuales que existen en la humanidad. El empeño que ponen en dar nombre a cualquier cosa que el ser humano inventa para socializar o simplemente pasarlo bien entre amigos.

Finalmente, para hacerlo feliz, por no decir callar, terminé diciéndole, ¡eso último es lo que más se le parece!
¿La palabra?
Pues no la recuerdo, pero les puedo asegurar que se acercaba tanto como las demás. En cualquier caso, la conversación sirvió para recuperar un contacto olvidado, y para rememorar, con un poco de sonrisa y otro de tristeza, unas historias que jamás podré olvidar.

 

.