EL PÉSAME DEL ASESINO

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Los "viejos" no valoramos o no queremos darnos cuenta de lo muy preparados que están esos jóvenes no tan jóvenes, que quieren abrirse paso a través de todas las trampas y dificultades que les ponemos. Antiguamente las cosas eran distintas, las guerras eran cíclicas y muchos jóvenes morían en ellas, generaciones enteras, pero hoy las mujeres se han convertido en una potencia y los hombres sobreviven y crecen en algo parecido a la paz.
Los "viejos" hemos de saber retirarnos, aprender a no aferrarnos a algo que obviamente no nos pertenece, que es el futuro. Personalmente me siento pequeño y desfasado, e intento ponerme a su altura, aprender, escuchar y explicar todo lo que sé, que es poco pero muy valioso. A menudo fracaso, pero el truco es volver a empezar y no caer en el desánimo, pedir ayuda, a veces a cambio de lo que sé o creo saber, otras solo por nada, con la convicción que solo me quieren para convencer a los míos, a los de mi edad, que en cuanto me ven huyen despavoridos, pensando que soy un infiltrado o el ejemplo de su impotencia y de su banalidad.
Recomiendo leer de vez en cuando el "SI" de Rudyard Kipling.

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Y paradójicamente hoy me hablan del PSOE, de su hipotético poder de regeneración y de Beatriz Talegón, una joven no tan joven, secretaria general de la unión de jóvenes socialistas. (Hace unos años asistí a un debate con esos cachorros del PSOE, sobre democracia y economía, y fue patético ver cómo defendían, para hacer méritos, la política económica de su partido)

¿Qué hace una joven de veintinueve años en un partido sin democracia interna? ¿Qué ha hecho para llegar hasta arriba en un partido en el que hay que trepar, adular y hasta corromper, para subir unos pocos peldaños?

El PSOE es un partido muerto, un cadáver ideológico, sin democracia y sin ningún interés por ella, que boicotea cualquier propuesta de igualdad, cualquier intento de socializar, que indulta banqueros que han delinquido, a torturadores y mafiosos, que promueve los desahucios frenando cualquier intento de evitarlos, que ha regalado el dinero a la banca extrayéndolo de los servicios sociales, que promovió desde la sombra la privatización de la sanidad española.

¿Qué hace una joven que se dice revolucionaria, en un partido como éste, si sus gestos prácticos son más parecidos a los de Papandreu, corrupto y millonario, que a los del malogrado Olof Palme?
Ya nadie puede engañar y menos esta mujer, seguramente escogida por su oratoria. Ya no somos niños y olemos la podredumbre a lo lejos, y sabemos distinguir una de otra.
Hace mucho tiempo, una distinguida luchadora socialista me dijo que el peor es el traidor, porque lo sientes como tuyo. Para ella era más doloso el PSOE, por el que había dejado la piel y algunos de sus amigos la vida, que el PP, que no engaña a nadie y se autodefine tal como es: un partido que defiende y ampara a los corruptos y a la mafia; que vive del ciudadano de a pie, que lo explota sin trampa ni cartón. El PSOE es mucho peor, es el veneno del engaño y de la corrupción que corroe el interior de la gente, es el asesino que se presenta en el cementerio, para dar el pésame con cara de inocente.

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