¿Qué es el
miedo?
Debo retraerme en el tiempo para dar con la respuesta, de niño, de adolescente.
Debo retraerme en el tiempo para dar con la respuesta, de niño, de adolescente.
Ahora lo siento,
pero es distinto, como si hubiese cambiado de bando convirtiéndose
en aliado. Siento miedo, el corazón se encoje y al momento se me
eriza la piel, pero no por terror sino desafío.
¿Qué es el miedo Popol?
No lo sé, o supongo que sí, pero no quiero recordarlo.
Hace tiempo que no veo a Mónica. A ella también le pregunté por el miedo. No respondió, solo me miró como a un extraño medio loco. ¿Por qué me preguntas eso? Decían sus ojos.
Podría habérselo preguntado a Anna. Ella sí conoce el miedo, pero sabe dominarlo, se ríe de él.
Hace tiempo que no veo a Mónica, que no hablo con ella. La política, la familia y el trabajo. La echo en falta, más incluso que a Anna. Cuando vuelva de vacaciones la llamaré, sacaré el tiempo de donde sea.
Nunca le pregunté si había sentido miedo de pequeña. Estoy seguro que no sabe lo que es. Con Artur perdí una parte de él, la más importante, la que atenazaba mis sentidos y mis músculos, pero entonces era un adolescente, estúpido e imberbe, encerrado en mi mismo y atado a mi familia.
Artur me enseñó a no temer a la muerte, a dominar el vértigo, a conocer mi cuerpo y saber lo lejos que podía llegar. Mónica me enseñó a no temer a los humanos y Anna a amar y a no odiar el desamor.
¿Qué es el miedo Popol?
No lo sé, o supongo que sí, pero no quiero recordarlo.
Hace tiempo que no veo a Mónica. A ella también le pregunté por el miedo. No respondió, solo me miró como a un extraño medio loco. ¿Por qué me preguntas eso? Decían sus ojos.
Podría habérselo preguntado a Anna. Ella sí conoce el miedo, pero sabe dominarlo, se ríe de él.
Hace tiempo que no veo a Mónica, que no hablo con ella. La política, la familia y el trabajo. La echo en falta, más incluso que a Anna. Cuando vuelva de vacaciones la llamaré, sacaré el tiempo de donde sea.
Nunca le pregunté si había sentido miedo de pequeña. Estoy seguro que no sabe lo que es. Con Artur perdí una parte de él, la más importante, la que atenazaba mis sentidos y mis músculos, pero entonces era un adolescente, estúpido e imberbe, encerrado en mi mismo y atado a mi familia.
Artur me enseñó a no temer a la muerte, a dominar el vértigo, a conocer mi cuerpo y saber lo lejos que podía llegar. Mónica me enseñó a no temer a los humanos y Anna a amar y a no odiar el desamor.
Siento extrañeza
por Mónica, por su tierno y casi subrepticio abrazo, por su mirada
profunda y sincera, sin temor a nada. Siento el deseo de pasar una
noche con ella, hablando en silencio como nos gusta, amándonos con
fuerza. Siento la necesidad de acariciar su suave y aterciopelada
espalda, sus duros y oscuros pezones; de pasear con ella por aquellas
callejas, viejas y sombrías, por el mercado de la Boquería para
comprar la cena de los cuatro, regodearnos por los mil colores y
formas. Y hablar de Anna, de la que no sé nada desde hace mucho, de
mis aventuras con ella y de nuestros sueños.
Siento la necesidad
de ser una vez más Popol, y ahora, por vez primera en muchísimos
años, puedo volver a serlo.
¿Qué es el miedo?
No sé, quizá no
atreverse a buscar más allá del horizonte.
.
El miedo es la ausencia de seguridad en uno mismo...
ResponderEliminarMe encanta Popol... y me encanta Pau, el miedo es algo natural, mejor no darle vueltas...
ResponderEliminarAbrazo.
¿Un bicho con cuernos afilados, frente al que es mejor no citarle ni de lejos? Un abrazo.
ResponderEliminar