-¿Qué son los celos para ti?
Tarda en responder, intenta buscar en mis ojos lo que
transmite mi espíritu. Vuelvo la cabeza y la miro, y sonrío mientras beso sus
labios. Fuera sopla el viento, que parece querer levantar parte del cañizo.
Ella prefiere vivir aquí, aislada, que en una de las casas con paredes de obra
y techumbre de uralita. Al lado hay un viejo cementerio, cercano tanto física
como espiritualmente, sin verjas ni puerta, a ras de suelo, parecido a los que
vimos en Pakistán si no fuera porque aquí no hay lápidas sino pequeños túmulos
con formas típicamente budistas, tan apiñados que no entiendo cómo pueden
enterrar a la gente.
-Nosotros no podemos saber qué son los celos, ni siquiera
yo, que es mi trabajo entenderlos.
Y le explico que últimamente he percibido algo parecido en Amara. Y se ríe con ganas cuando le digo cómo y con quién.
-¡Qué bobo eres! Lo que pasa es que esas tías no le deben caer bien y le da rabia que puedas ser utilizado por ellas.
Y me recreo en su perfil, lo resigo con la yema de mi dedo, delicadamente, como si al presionar pudiera romperse. Tiene razón, Amara no tiene idea de lo que son los celos, sin embargo, a veces pienso que teme que la abandone.
Y le explico que últimamente he percibido algo parecido en Amara. Y se ríe con ganas cuando le digo cómo y con quién.
-¡Qué bobo eres! Lo que pasa es que esas tías no le deben caer bien y le da rabia que puedas ser utilizado por ellas.
Y me recreo en su perfil, lo resigo con la yema de mi dedo, delicadamente, como si al presionar pudiera romperse. Tiene razón, Amara no tiene idea de lo que son los celos, sin embargo, a veces pienso que teme que la abandone.
-¡Qué difícil es conseguir la felicidad! Romper los
lazos, deshacer los terribles nudos que nos atan. No entiendo por qué nos
resistimos a ella. Miedo no es, al menos en mi caso, ni siquiera perder una
inexistente comodidad ni creerse a cubierto, cuando la inteligencia te muestra
que no lo estás.
Su silencio es prueba que me entiende. Sabe que ahora
mismo me quedaría con ella.
-Pero está Amara y su enfermedad, si no fuera por eso ahora mismo te quedarías, o quizá marcharías con Mila para dar la vuelta al mundo. Y entonces seguramente Amara te seguiría.
Observa los teléfonos, el más sencillo es de marca Open, el otro es grande y robusto, sin marca. Uno con tarjeta de prepago y el otro no terminé de entenderlo. Las dos están a nombre de personas distintas y que no se conocen, tengo seis más en el bolsillo, cada una a nombre de un tipo distinto.
-Pero está Amara y su enfermedad, si no fuera por eso ahora mismo te quedarías, o quizá marcharías con Mila para dar la vuelta al mundo. Y entonces seguramente Amara te seguiría.
Observa los teléfonos, el más sencillo es de marca Open, el otro es grande y robusto, sin marca. Uno con tarjeta de prepago y el otro no terminé de entenderlo. Las dos están a nombre de personas distintas y que no se conocen, tengo seis más en el bolsillo, cada una a nombre de un tipo distinto.
-Sigues haciendo las cosas bien –me dice riéndose
mientras señala los teléfonos, temo que para cambiar el sentido de la
conversación.
-Artur me preguntó para qué quería tanto teléfono y
números a nombre de anónimos. No le respondí y una hora antes de despedirnos me
trajo todo eso. No hay nada como tener dinero. Si le llego a participar de mis
temores me habría tomado por loco o igual no me hubiese dejado venir solo.
Piensa que yo solo tengo la mitad, el resto las tiene él, y le pedí que después
de una llamada cambiara de teléfono, tarjeta y sitio.
Oímos un gran golpe, como si algo hubiese caído con
fuerza contra el suelo. Nos mantenemos en silencio, no por el ruido sino por
nuestros pensamientos.
-Habrá volado parte de un tejado. Es lo normal con este
viento.
Y aprovecho el momento para retomar la anterior
conversación. Son tantas las cosas pendientes, como escaso el tiempo que
dispongo.
-¿Por qué el hombre habla tanto de libertad, cuando la teme y esquiva? Para mí la felicidad significa libertad.
-¿Por qué el hombre habla tanto de libertad, cuando la teme y esquiva? Para mí la felicidad significa libertad.
Quizá se haya hartado de mi palabrería. Respira
profundamente mientras mueve las piernas con cuidado para evitar el intenso
dolor de sus rodillas.
-¿Eres feliz?
Pienso en lo que hago y en lo que soy, vuelvo la cabeza y
veo su sonrisa, la de sus ojos, siento su felicidad, embriagadora, contagiosa.
Solo he necesitado un segundo.
-Mucho, pero quiero más.
Se vuelve y me abraza, levanta una pierna y con cuidado
la apoya en mi muslo, cierra los ojos y se duerme.
.
Yo pensaba que no lo era, hasta que lo fui.
ResponderEliminarBuenas fiestas Pau.
Abrazo