Hace mucho tiempo, al poco de comenzar este blog, me prometí
no escribir nunca sobre las historias recientes más comprometidas. Hasta ahora
he cumplido mi promesa, hasta el límite de un año y de manera incompleta.
Mi exhibicionismo tiene un límite bastante ajustado aunque parezca lo
contrario, por respeto a las personas implicadas y a mi mismo. Lo que no había
hecho es acotarme con respecto a mis sentimientos, algo que a partir de ahora
también haré, quizá por inseguridad y mi perplejidad por lo que siento.
A veces, según la temperatura del espíritu, los sentimientos
y la inteligencia no coinciden, en el mejor de los casos se ignoran y en el
peor se embisten.
Y hablando de sentimientos, es curiosa la falta de ellos con
respecto a mis padres, a su recuerdo y cómo, a la muerte de mi madre, mi
hermana y yo nos reencontramos. En mis historias no hablo de ella, como si no
existiera. Ahora descubro con horror hasta que punto había sido abducida por mi
madre, su dependencia y posterior liberación. En todo caso he descubierto que
tengo una buena hermana, desconocida para la mayoría de mi “familia”.
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De un tiempo a esta parte muchos amigos me preguntan sobre
lo que devendrá en este país. Han pasado los años y han descubierto que mis
predicciones se están cumpliendo.
España está a punto de entrar en el Tercer Mundo y el españolito es el único responsable, les digo.
España está a punto de entrar en el Tercer Mundo y el españolito es el único responsable, les digo.
También estamos asistiendo a la muerte de un Estado. Quizá
tuviera razón mi abuelo, cuando decía que los españoles son incapaces de
gobernarse, que es un pueblo con tendencia hacia la autodestrucción, quizá
porque nunca se ha sentido como tal. Personalmente me inclino a pensar que
carece de autoestima, de eso que muestre con tanta facilidad desprecio a sus compatriotas, aunque a eso se le podría llamar suicidio.
- ¿Y tu qué harías?
- Ahora mismo empezar a invertir en bolsa –respondo.
- Ahora mismo empezar a invertir en bolsa –respondo.
Europa necesita una burbuja en plan urgente y solo queda esa
por explotar. En un par de años reventará, entonces el truco es haberlo vendido
todo y largarse con el maletín al extranjero, Sudamérica a poder ser.
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-La vida es un viaje, Anna, igual que la muerte. Ahora somos
un tipo de energía y luego otro. Morir es volver a la absoluta, la primigenia.
Eso lo sé mejor que tu, que para convencer debes torear con dioses y demonios; yo, sin
embargo, puedo permitirme divagar con la física, porque aquí la gente ha
descubierto el truco de los magos.
-Sigue escribiendo, Popol, no temas a las palabras. Un
hombre como tu no puede permitir que su vida se pierda en el olvido.
La abrazo, le acaricio la cabeza, la beso. Esta noche mejor no pensar y amarnos como sabemos.
-Aunque no puedas creerlo tú fuiste mi primer hombre, el que me enseñó a ser mujer.
Abro los ojos y la miro incrédulo. La recuerdo fuerte y poderosa, suficiente y rica en experiencia. Fue ella la que me enseñó a ser hombre, la que fue mi primera mujer, por muchas que hubieran pasado antes. Y recuerdo cómo la conocimos Artur y yo, sus requiebros amorosos con él, nuestros encuentros de amigos primero, de hermanos después y de amantes por último. Y sus abandonos y reencuentros. Y recuerdo tantas cosas en las que yo fui su discípulo, su amigo hermano al que debía rescatar, que no puedo creer en sus palabras.
Y recuerdo los largos días pasados en las cumbres y los valles del Himalaya, solos, apoyándonos el uno con el otro, haciéndonos hombres al unísono. Recuerdo su sonrisa y sus enfados, su personalidad, que más de una vez nos puso en peligro, su arrojo y su inteligencia.
-Aunque no puedas creerlo tú fuiste mi primer hombre, el que me enseñó a ser mujer.
Abro los ojos y la miro incrédulo. La recuerdo fuerte y poderosa, suficiente y rica en experiencia. Fue ella la que me enseñó a ser hombre, la que fue mi primera mujer, por muchas que hubieran pasado antes. Y recuerdo cómo la conocimos Artur y yo, sus requiebros amorosos con él, nuestros encuentros de amigos primero, de hermanos después y de amantes por último. Y sus abandonos y reencuentros. Y recuerdo tantas cosas en las que yo fui su discípulo, su amigo hermano al que debía rescatar, que no puedo creer en sus palabras.
Y recuerdo los largos días pasados en las cumbres y los valles del Himalaya, solos, apoyándonos el uno con el otro, haciéndonos hombres al unísono. Recuerdo su sonrisa y sus enfados, su personalidad, que más de una vez nos puso en peligro, su arrojo y su inteligencia.
- Tú ya no puedes ser un héroe Popol, los héroes nunca
matan.
- Los héroes caídos son como las banderas rendidas, que
nunca son recordadas. Yo soy un superviviente con halo de héroe, y, aunque no
me importe, quizá sea recordado.
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Mañana por la noche, por vez primera en muchos años nos
reuniremos los seis: Anna, Biel, Mónica, Amara, Jep y yo. Y brindaremos, no por
un nuevo año sino por una nueva vida, en la que no sean necesarios héroes,
dioses y demonios.
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