domingo, 6 de abril de 2014

TIEMPO DE VIVIR

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El viernes pasado, a las once de la noche me sentí morir, empecé a sentir fuertes bradicardias, a cada momento más intensas y largas. Amara, al verse incapaz de recuperarme, llamó a una ambulancia y como le dijeron que tardaría diez minutos, se vistió corriendo para llevarme en coche.
-No aguantará tanto –dijo al que respondió a su llamada.
Me incorporé, me sentía mejor que echado en la cama. Al fin me puso una pastilla bajo la lengua y empecé a recuperarme. Luego llamó al médico tras anular el aviso de alarma. El tipo, tras auscultarme y escuchar mis explicaciones apoyado en el resquicio de la puerta, me recomendó tranquilidad y que bajara la intensidad de mi vida.
-Me divierto, pocas veces lo he pasado tan bien –respondí.
Al día siguiente nos levantamos a las seis y a las siete recogíamos a Chiscu de camino a Zaragoza, para participar en la primera asamblea de la Confederación Pirata.
Por el camino Amara y él hablaron de muchas cosas, principalmente de la que más nos inquieta ahora mismo; mientras yo recordaba lo que había sentido la noche anterior.
- Popol, te vas sin haber terminado ciertas cosas, pero supongo que a todos pasa lo mismo, que siempre marchan dejando algo a medias. Hay que llamar a Chiscu para que no nos espere, porque seguro que mañana no podremos pasarlo a buscar. Te vas Popol sin haber podido despedirte de tu gente, de Mila, de Anna y de Mónica, sobre todo de ella.
Y entre meditación y meditación, pensé en lo mucho que he vivido.
-Has vivido Popol, quizá demasiado, y el que ahora te llegue la hora no deja de tener sentido. Vas a desaparecer sin más, pero dejando un buen rastro, tu mente quedará vacía y tus ideas, esas que tanto te inquietan, desaparecerán.

Ahora mismo escucho a Nirvana, en un disco memorable que Lorena ha enlazado en su Face, de los mejores que se hayan producido, que por cierto mi hijo me perdió hace muchos años.
 
Lo cierto es que he quedado tocado, más sicológicamente que físicamente. Mi corazón, fuerte y elástico, tan grande que cuesta cansarlo, ya no es el mismo y eso duele. Ya no podré ver las cosas de la misma manera, deberé bajar el ritmo de mi vida y adaptarlo a lo justo que pueda soportar, y eso duele, tanto que no sé si querré hacerlo, tanto que ahora mismo ya sé que no lo haré sino todo lo contrario. Ahora más que nunca debo acelerar mi ritmo.
No es la primera vez que veo la muerte. La última fue hace 34 años, en plena selva peruana, sin embargo, entonces mi supervivencia dependía de mi mismo y de mi pericia. Ahora ha sido distinto, he sentido impotencia, no podía luchar contra mi destino, quizá por eso me relajé y mi corazón volvió a latir tranquilo. Deberé acostumbrarme a este cambio. Lo único que espero, lo que más me gustaría, es decidir cuándo y cómo, tal como Artur y yo nos prometimos aquel día en el entierro de Sebas. Unos tipos como nosotros o como Anna, al menos deberían poder escoger cómo morir.

Escucho a Deep Purple, en su concierto de 1973. Al año siguiente comenzaría nuestra gran revuelta, justo después de la caída de la dictadura en Portugal y la de los coroneles en Grecia.

Recuerdo a Mónica de espaldas sobre el mullido colchón directamente en el suelo, desnuda, con el fino cordón trenzado con cáñamo y oro en su cintura. Recuerdo acariciarla con las yemas de mis dedos, con suavidad y extrema lentitud. Recuerdo el estremecimiento de su cuerpo, el erizamiento de su piel brillante y morena, sus suaves y embriagadores gemidos. La recuerdo al darse la vuelta con desesperado deseo; y a su maravilloso cuerpo, suave, excitante, tierno. Recuerdo sus ojos, oscuros y hambrientos de sexo. Recuerdo aquella mujer, irresistible para mí, maravillosa para Jep y enloquecedora para la mayoría de los hombres. El terror del régimen. Me gustaría llamarla y contarle lo sucedido, aunque solo sea para tenerla una vez más entre mis brazos.

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8 comentarios:

  1. ¿Y no será que ha llegado el momento adecuado para dejar que sean otros lo que defiendan sus propias ideas? Un abrazo.

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  2. El momento debe decidirlo uno mismo, así es como debe ser. Ahora mismo estoy acelerando el ritmo de mi vida, o sea la de dos telediarios, que el primero ha pasado y el segundo ya lo están dando. Hay que aprovechar el que queda

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  3. Oh. Lo siento mucho.

    ¿Cuantas veces te he dicho que tenemos dos brazos, dos ojos, dos orejas y un solo corazón? No te das cuenta de que nos vamos haciendo mayorcitos para tanto follón. A TU edad tanto sexo no es bueno que ya eres abuelo y tienes que moderar tanto exceso ¡Hijopordios!

    Te voy a decir lo que decía mi madre a la gente acelerada : Lo peor no es que te mueras, es que te quedes idiota y no te puedas mover.

    Con todo mi cariño, CUIDATE

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  4. Ahora mismo no sabría que decirte. Estoy tan liado que desliarme cuesta más que tirar para adelante.

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  5. Tengo unas pastillitas en forma de corazón que algunos domingos se me olvida tomar. Ya menos, porque a veces ocurren cosas así y yo digo que es que mi corazón no se pone de acuerdo con mi respiración, vamos que parece un reggae. Y si que es molesto y...¡Uh! Susto.

    Pero es que ya hemos pasado mas allá de la mitad y la verdad es que nos cuesta mucho bajar el ritmo, porque la cabeza no va al tiempo del resto del cuerpo.

    Animo y vamos a tirar hasta que se pueda.

    Porque Muerte, ahora ya no lleva una guadaña es una hermosa teenager y como mucho lleva un paraguas.

    Un abrazo.

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  6. “No te rindas, por favor no cedas aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento. Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo nuevo, porque ésta es la hora y el mejor momento”.

    (Mario Benedetti)

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  7. Pau, yo aquí dejé comentario nada más que lo escribiste, lo hice desde la tableta y convencida de que estaba publicado, ahora, pensando en que hace días no te veo publicar, he venido a ver si es que se me había pasado, pero veo que no, espero que sea porque vas ajetreado con las europeas y eso, pero si no te es mucha molestia, podías decir algo para quedarnos más tranquilos, más que nada por eso del corazón...
    Bueno wapo, un besote grande

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  8. Los médicos no encuentran nada. El martes me llenarán de cables y revisarán mi corazón con eco. Buscarán y no encontrarán nada. Luego dirán que es estrés, cosa que ya sé y por ello he visitado a mi amigo psiquiatra, que me ha recetado una pastilla que me va de muerte. Desde que me la tomo el corazón vuelve a latir con fuerza y regularmente.
    Ya ves... todo es de coco

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