La democracia es la fuente de la que debe nutrirse nuestra libertad, de eso que nuestros gobernantes hagan lo posible, con la complicidad de la mayoría, para recortarla y ceñirla a su conveniencia, a efecto de no perder el poder social y económico.
Cuando el gestor de lo público traiciona al electorado que le escoge y paga,
para beneficiar a una minoría por un interés bastardo, solo cabe elegir a otros
con la suficiente garantía y procesar a los anteriores por engaño y estafa. El
problema deviene cuando rediseña la ley y el sistema electoral para evitar
perder el poder y el posible proceso, buscando para ello el voto del estúpido o
del que utiliza su víscera a cuenta de su cerebro.
Dicho esto, desde hace
un tiempo, quizá por la madurez que da la edad o la experiencia de la vida
política que me impuesto, he descubierto que es mucho más fácil y sano
parlamentar e incluso negociar con la derecha oficial, que con la que se
esconde tras unas siglas engañosas.
A los primeros no les hace falta el engaño, puesto que van de cara con todo descaro;
mientras que los segundos, aparte de ser traicioneros, su podredumbre apesta y
provoca vómito.
Los primeros legislan de modo que quejarse o plantar cara a su gobernanza, salga más caro que asesinar a un hombre o estafar millones; mientras los segundos evitan revocar la ley con la excusa de falta de consenso. Los primeros contratan a sicarios para encuadrar sus compañías de antidisturbios, tras haberlos escogido cuidadosamente con un examen sicotécnico, para asegurarse que son obedientes, descerebrados y propensos a la violencia; mientras los otros miran a otro lado y maquillan la munición de sus armas.
¿Qué queda entonces?
Pues votar a los que proponen la democracia más limpia y directa, la que traspasa la gobernanza a la misma ciudadanía y promueve la transparencia, dando ejemplo de ello. No hay más.
El mensaje es claro y no admite demasiada duda. Traguen saliva y llénense de valor, y, sobre todo, escojan con los ojos y la mente bien abiertos, luego ya vendrá el tiempo de escoger con la libertad que merecen sentimientos y banderas.
Los primeros legislan de modo que quejarse o plantar cara a su gobernanza, salga más caro que asesinar a un hombre o estafar millones; mientras los segundos evitan revocar la ley con la excusa de falta de consenso. Los primeros contratan a sicarios para encuadrar sus compañías de antidisturbios, tras haberlos escogido cuidadosamente con un examen sicotécnico, para asegurarse que son obedientes, descerebrados y propensos a la violencia; mientras los otros miran a otro lado y maquillan la munición de sus armas.
¿Qué queda entonces?
Pues votar a los que proponen la democracia más limpia y directa, la que traspasa la gobernanza a la misma ciudadanía y promueve la transparencia, dando ejemplo de ello. No hay más.
El mensaje es claro y no admite demasiada duda. Traguen saliva y llénense de valor, y, sobre todo, escojan con los ojos y la mente bien abiertos, luego ya vendrá el tiempo de escoger con la libertad que merecen sentimientos y banderas.
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Y quien se atrevería a quitarte la razón. Pues nadie en su sano juicio. Luego las urnas no darán otra vez la sorpresa mayúscula y a aguantar más de los mismos. Un abrazo.
ResponderEliminarRealmente yo estoy tan desmotivada, que solo siento asco.
ResponderEliminarSuerte que gente como tú, no ceja y no cae.
Beso Pau
Desde luego, lo más lógico sería votar a los Piratas, a los X o a cualquiera que de los que aún no se han agarrado a la teta. Yo aún no lo tengo claro, pero sí que comparto el asco hacia todos los demás.
ResponderEliminarTienes razón PAU, cuando el sistema está pervertido, cuando en realidad todo se convierte en una pantomima porque es imposible que salga electo quienes a lo mejor desearíamos, no.. esto no es democrácia, esto es un juego de titiriteros amañado para que salgo los de siempre para hacer lo que han venido haciendo tooda la vida. Todo pasa por conseguir para empezar un sistema de listas abiertas, un recuento electoral proporcional al deseo emitido por la mayoría de los votantes, no a subterfugios territoriales o censales absurdos... ¿de verdad puedes llamarle a todo eso de un lado y otro solo derecha? a mi me parece que de todo eso hay a la izda y a la derecha, solo depende en qué territorio que mires... hace mucho, muchísimo terminó esa diferencia... a un lado está el poder y al otro le resto, el color del poder impuesto y no deseado ¿qué más da de qué color sea?
ResponderEliminarMuchos besos y tú sigue dando caña... me gusta eso de ti:))
hola, pau, todas estas meditaciones vienen muy bien, acerca de la democracia, del capitalismo... te estoy siguiendo y me haces reflexionar. Efectivamente la sociedad debe plantearse algo distinto. El artículo anterior profundo y otros que tienes. Me alegra leerte. Aunque para mí la democracia no existirá mientras no se reduzca la administración. Y el capitalismo se tiene que definir no como consumismo sino como producción y mercados semiperfectos. Y que bajen los precios de la energía, eso es una necesidad, o que empiecen a poner energía solar para todos. Eso sí sería una democracia y un gobierno pensado para tods... Felices días!! Me algro de leerte!!!! Esther Llull
ResponderEliminarEsther, la democracia no tiene que ver con la riqueza, Una sociedad puede ser demócrata y pobre, y rica y déspota. Senegal, por ejemplo, es muy pobre, sin embargo, es mucho más demócrata que España. Y eso depende, no del gobierno sino del ciudadano.
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