sábado, 10 de diciembre de 2011

ESCRIBIR

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Nuestro amigo Micah Sherman tocando su violín.

 
-¿Por qué sacas lo de la Crisálida?
-Porque voy a escribir –respondo.
Es Amara quien pregunta, tal vez porque piensa que escondo algo.
De vez en cuando me gusta entrar en mis enlaces para renovarlos. Hoy me he encontrado con la agradable sorpresa de que Luis Muiño ha vuelto; todavía tiene pocos visitantes, pero supongo que eso lo arregla el tiempo. Pocos, pero de gran calidad. Vale la pena seguir "El hábitat del Unicornio", un título tan sugestivo como ilógico.

Escribir… no paro de hacerlo. Cuando no es en "Nada es Gratis", lo hago en el Facebook para comentar sobre economía, en "El sueño de Jardiel" el blog de Manuel Conthe o el de José Carlos Díez: "El economista observador". Y todo para dar mi opinión sobre algo que nos afecta a todos, para intentar convencer sobre el mejor camino a seguir, en unos blogs que creo, son leídos por gente que nos gobierna o influye en el sistema.
Propongo la creación de una segunda moneda, paralela, convertible y flotante. Nadie hace caso, ni siquiera se discute o se responde; quizá piensen que es una propuesta estúpida por venir de un neófito, tal vez teman hablar de ella, ya que sería muy comprometido. Lo cierto es que ya no soy el único, unos cuantos célebres economistas empiezan a proponer lo mismo, aunque tímidamente y sin llegar tan lejos.
Al principio propuse la creación de un impuesto social, específico para los productos llegados de países donde no existe cobertura social. Con este impuesto se podría cubrir el gasto de las ONGs que trabajan en ellos, de manera que sus gobiernos llegaran a la conclusión de ser más fácil y práctico crear su propia cobertura.
Esa propuesta también cayó en el olvido, excepto por alguien que opinó sobre su riesgo:
-Sería volver al proteccionismo –respondió, mezclando churras con meninas, ya que gravar para nivelar los precios en relación a los costes sociales, y reinvertir lo recaudado en el país de origen, no tiene nada de proteccionismo.

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Ayer cenamos con Jep y Mónica.
-Después podríamos ir a tomar unas copas. Unos amigos me esperan en un pub, son muy majos, te gustarán –le dije al sentarnos.
Aceptó. ¿Qué más podía hacer?
En realidad era una trampa. Los presuntos amigos lo eran de nuestra adolescencia, un par de "chicas" que hacía cuarenta y cuatro años que él no veía y de las que me hablaba a menudo. Habían llegado de Madrid esa misma mañana y sabían a quien esperaban.
-Le daremos una sorpresa –les dije.
El pobre diablo, sin saber de qué iba, se presentó como si nada. No las había reconocido.
-¿No las reconoces?
-¡Hostia!
Y pienso sobre lo pobres que seríamos si no mantuviéramos nuestra capacidad de asombro. Me gusta jugar con los sentidos de mis amigos, provocar su moral y buscar el punto en el que pierden su equilibrio emocional. Ese no ha sido el caso; sin embargo, sentí su perplejidad.
-Lo que hace el Facebook –le digo con intención, ya que es de los que niegan su utilidad y temen el exhibicionismo que cree que comporta.
-Las redes sociales solo sirven para exhibirse -me dijo hace días.
-Pues ya se han cargado tres dictaduras –le respondí entonces, y ahora podría añadir que ha recuperado algo muy bello gracias a ellas.

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Escribo mi tercer libro sin cesar. Borro, corto, copio, pego… y, al fin, elimino.
Sé que Amara lee el libro. Las noches de insomnio y de dolor no perdonan, se levanta y oigo como entra en el pequeño despacho, enciende el ordenador y navega entre fotos, películas y ficheros. A los pocos días y como por casualidad, me habla de una vieja historia.
-¿Recuerdas el 23F?
Y se ríe al recordar lo que hicimos, dónde estábamos, las exclamaciones de Jep, mi sorprendente respuesta, la indiferencia de Mónica…
No es la primera vez, días antes me habló de otros recuerdos, curiosamente también olvidados en mi historia.
Borro, corto, copio, pego… y elimino.
Sexo a borbotones, salvaje, brutal, casi animal; y tierno, emotivo, con amor o sin él. Sexo puro y sin fisuras sentimentales, sexo a raudales, más que hombre alguno haya podido conocer.
No puedo escribir un libro así, es imposible, nadie lo entendería, ni siquiera yo al repasarlo. Solo me queda hablar de los sentimientos, profundizar en ellos como si fueran los protagonistas, cuando, de haberlos, no eran partícipes de él y en su mayoría no pasaron de ser el resultado.
Y no me habla de él, quizá porque no sabe qué decir o porque es la única a quien no le asusta ni perturba.


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3 comentarios:

  1. Muchas gracias por tus entradas y por esas revolucionarias ideas que, por lo menos a mí, me dan mucho en que pensar. Un abrazo.

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  2. Voy a buscar en esos blogs en que comentas lo que escribiste sobre "la economía" (prefiero 'aspectos económicos de la sociedad' para no reificar (viene de ‘res’, cosa) u ontologizar o qué sé yo como se dice eso de presentar algo como un ente que existe en sí en vez de ser el producto cambiante de movimientos, en castellano) ese aspecto pequeño pero importante en la vida diaria de la mayoría de la gente (hasta o aún más en la vida de gente que tiene mucho dinero, sin necesidad alguna por qué tener tanto). O, si puedes, mándame por correo lo que escribiste. Un abrazo

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  3. Giovanni, no tiene pérdida, siempre firmo como "pau".

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