viernes, 1 de julio de 2011

POR SIEMPRE ANNA

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-Me gustaría seguir -Eso me dijo mi colaboradora.
Es joven, mucho más que yo. Mi socio desea cerrar, no quiere seguir con la empresa.
Hace tiempo tuve una idea. La guardé en la memoria, demasiado compleja, arriesgada y descabellada, tanto que hasta podría tener éxito.
-¿De verdad quieres seguir? Tengo una idea.
Y se la planteé. ¿Por qué lo haría?
-Si no exportamos, no vale la pena. España es un desierto, -le dije casi para desanimarla.
Por qué no probar, me pregunté. Y llamé a algunos amigos.
Y la he liado. Ahora solo quedan días, ni siquiera una semana para echarse para atrás. Luego será muy difícil y costoso.
El truco es hacer como Cortés: quemar las naves. Y eso es lo que estoy haciendo.
A los sesenta, uno tiene miedo. También lo tuve a los veinte, a los dieciocho, a los treinta… Y el miedo se combate lanzándose en picado.
Decidí que a los sesenta cerraría la empresa para retirarme, y resulta que diez días después de haberlos cumplido, creo otra cinco veces más grande.
Mi hijo dice que eso es tener cojones; Amara que los tengo muy bien puestos; mi hija ni se ha inmutado, cualquier cosa que haga su padre la encuentra normal; sin embargo, yo estoy acojonado.

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De Anna, pese los días que han pasado, no sé nada. No es que me inquiete, en todo caso lo esperaba.
Tengo la premonición que no volveré a verla, a no ser que vuelva a la jungla en su pos, algo rematadamente difícil.
Por lo menos la aventura sirvió para que Alvar y yo nos reencontrásemos.
Alvar pagó el viaje y puso una millonada a disposición de Biel, por si hacía falta comprar voluntades. Fue importante, ya que, aun sin haber hecho falta, dio seguridad a mi amigo y evitó que se adelantara a lo que yo tenía planeado.
Biel se quedó. Es natural. En Chiang Mai hay un aeropuerto, luego ciento veinte kilómetros de carretera infernal hasta Fang, son tours para turistas. Las mujeres jirafa son un espectáculo, muchos viven de eso y están a medio camino. Una vez allí, alguien lo debió llevar hasta su amada, mi por siempre amiga hermana amante. Dos o tres días, no más. Luego volvió a su trabajo.
Biel no estuvo en mi fiesta, estaba en París y mandó un vídeo. Lo vi aparte porque no llegó a tiempo. Lloraba.
Anna no volverá, morirá allí, en la jungla, rodeada de sus jóvenes y valientes compañeras. Espero que envejezca tal como es y que vea cumplido su sueño de libertad. Solo lo espero, porque allí muy pocos llegan a la vejez. Ella es fuerte y tal vez pueda. Me gustaría estar a su lado, pero también al de Amara, al de mis hijos.

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Anna me enseñó mucho, de no haber sido por ella nunca habría llegado tan lejos ni habría vivido tanto. Anna me hizo fuerte y seguro, me enseñó a ser más libre cuando creía que ya lo era; y a respetar la libertad de los demás por encima de cualquier cosa. Y luchó hasta el final para que todo su mundo lo fuera. Y cuando detectó el conformismo, buscó quien la necesitaba, sin menoscabo de perder la suya.

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Y Alvar, temblando aún más que yo por lo sucedido, le dijo en un susurro: -ya eres libre.
Y ella, sin pestañear, famélica, con las rodillas llenas de heridas; pero con voz tranquila, con su sonrisa, aquella que desarmaba y turbaba las voluntades más brutales, le respondió: -siempre lo he sido.

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1 comentario:

  1. ¿ Me preguntas quien va a levantar el pais?



    Besos
    Luna

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