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Hoy por fin he podido
estar con Mónica, pasear con ella y Amara por las calles de la vieja
ciudad.
- Joan está mal, Popol, está
ingresado y Vicki me ha pedido que no lo llames. Cuando
salga ella misma te llamará para ponerte al corriente-
Hace
mucho que sé que Joan no está
bien, pero nunca que lo suyo fuera tan grave. Y
es que a todo lo que arrastraba se le ha añadido otra enfermedad
mucho peor.
De
los cinco que fuimos solo quedamos tres, Toni, Joan y yo; y
Toni, al menos el que en mi historia nombro como tal, está postrado
en la cama en estado terminal. Daniel, de
quien nunca hablé en mi historia, nos dejó hace tres años, a los
sesenta y nueve. Daniel fue mi mentor y quien al principio más me
defendió, dado que era el mayor y yo el más débil o mejor decir
vulnerable,
aunque eso durara poco. Jep nos dejó el
pasado otoño y por desgracia Toni pronto
lo hará.
De mi otro grupo de amigos, el de Jordi, Sebas, Artur
y yo, solo quedamos los dos últimos, cabe decir que los más
salvajes y los que más estúpidos riesgos hemos corrido.
No
es normal, le digo a Amara. De todos solo Jep llegó a los setenta.
Con un poco de suerte, y tal como está mejor no tenerla, Toni quizá
cumpla los setenta y uno. Sebas murió muy
joven de leucemia y Jordi se mató con el Ala Delta, que tal como
volábamos debería haber sido yo.
No,
no lo es, responde. Mis amigos están rompiendo el promedio hacia
menos y los que antes se fueron son los que más cuidado siempre
llevaron.
Algún día deberé volver a escribir. Ahora ya se ha convertido en casi una obligación y mucha necesidad, pero hoy no sabría por dónde empezar. Lo de Joan me ha tocado muy hondo, demasiado.
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