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Este vídeo corre hasta por VietNam. Para que sea más efectivo debe propagarse hasta el último confín del clientelismo turístico catalán. Este y todos los que se pueda.
La violencia es un arma para el que la ejerce y para el que la recibe, y para que sea efectiva hay que saber racionarla y administrarla.
La violencia, sea de uno u otro lado, siempre beneficia al que nada tiene que perder, a menos que conlleve su total exterminio como colectivo.
La revuelta por la recuperación de un espacio económico y unos derechos robados, nunca triunfa a no ser a través de la violencia.
Para que la revuelta sea exitosa, la violencia debe administrarse con inteligencia y de mejor manera que el adversario; tanto la provocada como la recibida.
La violencia tiene dos vertientes muy definidas: la del desorden constante, que impide el buen desarrollo de la sociedad sumisa; y la anónima contra la sociedad opresora.
En la primera vertiente debe utilizarse la provocación pacífica, para que la sociedad opresora caiga en la trampa de la violencia.
En la segunda es muy importante mantener su anonimato y su independencia, de manera que nadie pueda relacionar una con otra, y que nunca enseñe siglas o algún proyecto político.
La primera debe servir para denunciar y desacreditar a la sociedad opresora, aparte de plantear una alternativa de futuro, aunque incierta, a la sociedad sumisa.
La segunda debe servir para atemorizar y desmoralizar a las bases de la sociedad opresora.
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Uf amigo Pau, será cosa de la idiosincrasia esa que impide saber si subimos o bajamos escaleras o que reza que nunca discutimos y siempre emigramos, pero es sólo mencionarla y ya estoy buscando la salida.
ResponderEliminarHay quien la rechaza o huye de ella, hay quien la enfrenta porque la odia y no la entiende.
ResponderEliminarEn el fondo todos la odiamos, excepto los enfermos, que suelen trabajar a sueldo de la sociedad opresora; pero odiar no significa no entender, aparte de asumir que a la sociedad opresora solo se la puede combatir con ella y siempre con otras armas que las suyas.
Y es que es de estúpidos creer que se puede vencer al más fuerte con sus propias armas.
En todo caso mi deseo sería que se pudiera vencer a la sociedad opresora sin violencia, pero por desgracia ni siquiera merece el intento.
Me gustó mucho tu post cuando lo leí,lo vuelvo a leer y encaja para mí. Un beso Pau.
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