Sin cuerdas, con sangre y dolor en las manos. Así es como me gusta.
Ser el tesorero de los piratas tiene su cosa, esta vez
han sido los certificados y Hacienda, que hace difícil lo que podría ser
sencillo.
A las dos me meto en la cama, cansado pero feliz por haber terminado. Para el próximo año será distinto, ya todo estará preparado. Amara dormita, se revuelve inquieta, la beso y queda tranquila.
A las dos me meto en la cama, cansado pero feliz por haber terminado. Para el próximo año será distinto, ya todo estará preparado. Amara dormita, se revuelve inquieta, la beso y queda tranquila.
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Me gustan las personas. Me gusta la vida, el mar, mis
hijos, la montaña, el sexo, Popol, y contigo no necesito disimular; puedo ser
libre, disfrutar con una plenitud que nadie puede imaginar. Me gusta tu piel,
tu tacto, tu calidez cuando me abrazas. A tu lado me siento segura y sé que tu
también al mío
Hace rato que baila con un tipo. Veo como se pone de
puntitas, alza su cuerpo y lo besa en el cuello. Todavía lleva el precioso
vestido camisero de percal blanco, ya desabrochado hasta casi la cintura. Es de
las pocas que aún van vestidas.
Una chica guapa y menuda que no para quieta, no deja de dar vueltas a mí alrededor mirándome con insistencia e inseguridad. No puedo situarla en ningún grupo de gente, parece que todos la conocen y están cómodos con ella. Por fin se decide y me pregunta si deseo beber alguna cosa. Joan y Vicki, sentados en mi mismo sofá, miran divertidos la escena.
Una chica guapa y menuda que no para quieta, no deja de dar vueltas a mí alrededor mirándome con insistencia e inseguridad. No puedo situarla en ningún grupo de gente, parece que todos la conocen y están cómodos con ella. Por fin se decide y me pregunta si deseo beber alguna cosa. Joan y Vicki, sentados en mi mismo sofá, miran divertidos la escena.
-No, pero me apetecería bailar contigo.
Amara, aun estando vestida, es el espectáculo de la
fiesta. Su gracia al moverse, sus gestos, y su manera de hablar. Se acerca uno
de los amigos y pide paso para bailar con ella.
Joan y Vicki se levantan, han visto a gente conocida y aparentemente más tranquila.
La chica me llega justo a la barbilla, es simpática, inteligente y muy extrovertida. Me acaricia el pecho mientras baila. Habla mucho, pero con voz queda, suave y envolvente. Me mira a los ojos sin cesar, como si quisiera penetrar en mis pensamientos. Bajo la cabeza y la beso. Cuando me separo mantiene durante unos segundos los ojos cerrados. Me arrastra hasta el sofá, que ahora es para nosotros.
Amara y su pareja se alejan hacia un grupo de amigos, tres hombres y dos mujeres. La saludan y oigo alguna risa. Ella vuelve la cabeza y me lanza una mirada. Es un instante, el justo para que ninguno descubra a quién va dirigida. Una de las chicas se le acerca y tira de su cordoncillo ombliguero, trenzado por Jep con hilo de algodón y de oro. Ella arquea su cuerpo simulando resistencia, con gesto de rebosante erotismo. La besa en los labios, se los muerde con delicadeza.
-¿Es tu compañera? –Pregunta mi acompañante al ver cómo se dirigen hacia el pasillo.
Le acaricio el pecho como respuesta. Con cuidado empiezo a desabrochar su camisa, tal como ella ha hecho con la mía. Me besa mientras vigila su grupo de amigos.
- La ven a destrozar, ¿lo sabes verdad? –dice excitada
Joan y Vicki se levantan, han visto a gente conocida y aparentemente más tranquila.
La chica me llega justo a la barbilla, es simpática, inteligente y muy extrovertida. Me acaricia el pecho mientras baila. Habla mucho, pero con voz queda, suave y envolvente. Me mira a los ojos sin cesar, como si quisiera penetrar en mis pensamientos. Bajo la cabeza y la beso. Cuando me separo mantiene durante unos segundos los ojos cerrados. Me arrastra hasta el sofá, que ahora es para nosotros.
Amara y su pareja se alejan hacia un grupo de amigos, tres hombres y dos mujeres. La saludan y oigo alguna risa. Ella vuelve la cabeza y me lanza una mirada. Es un instante, el justo para que ninguno descubra a quién va dirigida. Una de las chicas se le acerca y tira de su cordoncillo ombliguero, trenzado por Jep con hilo de algodón y de oro. Ella arquea su cuerpo simulando resistencia, con gesto de rebosante erotismo. La besa en los labios, se los muerde con delicadeza.
-¿Es tu compañera? –Pregunta mi acompañante al ver cómo se dirigen hacia el pasillo.
Le acaricio el pecho como respuesta. Con cuidado empiezo a desabrochar su camisa, tal como ella ha hecho con la mía. Me besa mientras vigila su grupo de amigos.
- La ven a destrozar, ¿lo sabes verdad? –dice excitada
Una de sus manos en mi sexo, hinchado y duro. Sus pechos
son pequeños pero perfectos, me recuerdan los de Mónica. Pezones duros y
enhiestos, cilíndricos. Se los pellizco y sonríe.
-Si sigues no podrás resistirte.
-¿Aún menos?
-¿Aún menos?
-¿Te gusta mirar? Si quieres vamos con ellos.
Está más excitada que yo. Respondo que estará mejor sin mí, que así podrá ser ella con toda la plenitud. Se levanta y tira de mi mano para volver al baile. Nos acariciamos y nos besamos. Voy con cuidado, sin precipitarme. Me pregunta por Amara y me cuenta que su novio y su mejor amiga están con ella; que han decidido un intercambio, pero que prefiere la aventura antes que enrollarse con el compañero de su amiga.
Está más excitada que yo. Respondo que estará mejor sin mí, que así podrá ser ella con toda la plenitud. Se levanta y tira de mi mano para volver al baile. Nos acariciamos y nos besamos. Voy con cuidado, sin precipitarme. Me pregunta por Amara y me cuenta que su novio y su mejor amiga están con ella; que han decidido un intercambio, pero que prefiere la aventura antes que enrollarse con el compañero de su amiga.
-Antes que se conocieran había estado un tiempo conmigo y
no es novedad para mí –dice con un mohín de aburrimiento.
Nos sentamos, ella tirada sobre mis piernas. Le acaricio
el pecho, esos preciosos pezones que tanto me fascinan. Le abro la bragueta del
pantalón y acaricio su vientre. Se incorpora y me besa. Se levanta y me lleva
en dirección a un dormitorio. De camino abre la puerta donde está su grupo de
amigos y se asoma. La sigo y me río al verla petrificada, con la boca medio
abierta. Tiro de ella.
-Vamos, aquí no pintamos nada.
Me sigue en silencio, aún perpleja por lo que ha visto.
Deseaba ver a su novio tirándose a su amiga, una tremenda y sensual morena,
pero Amara es el espectáculo, impresionante incluso para mí. A medio camino, en
un recodo del ancho pasillo, encuentro una mesa baja y alargada, justo al lado
de una estantería con colgadores, con un cepillo colgando a un lado. Le obligo
a echarse sobre ella, termino de desnudarla y le acaricio el cuerpo con el
cepillo de ropa, suavemente al principio para medir su resistencia. Gime, se
revuelve y me pide que haga lo que quiera con ella. Me recreo en su cuerpo, en
su respiración, en el movimiento de sus caderas.
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Nos hemos sentado en dos mesas del rincón. Nuestros
vecinos, una joven pareja que parece solo compartir amistad, escuchan
disimuladamente nuestra conversación. Hace poco que hemos salido de JazzSi. A
mi lado Mila habla por los codos. Amara y yo la escuchamos atentos y en
silencio, asombrados por lo que poco a poco está descubriendo sin ningún
complejo.
-Es cierto Popol, de no haber sido por tu manera de ser habríamos terminado siendo pareja. Yo estaba tan enamorada de ti como tú de mí, pero no podría haber soportado tu manera de vivir. Yo no puedo compartir un hombre y tú estabas enamorado de Mónica y de Anna, siempre lo has estado.
Hemos estado hablando de mil cosas, tantas que ya ni recuerdo, interesantes como ellas, pero frente el segundo mojito, quizá por la intimidad, por sentirse a gusto con sus dos amigos y por la pérdida de Richard, Mila decide abrir su espíritu. Un rato antes me ha descubierto el gran amor que Anna siente hacia mí.
-Es cierto Popol, de no haber sido por tu manera de ser habríamos terminado siendo pareja. Yo estaba tan enamorada de ti como tú de mí, pero no podría haber soportado tu manera de vivir. Yo no puedo compartir un hombre y tú estabas enamorado de Mónica y de Anna, siempre lo has estado.
Hemos estado hablando de mil cosas, tantas que ya ni recuerdo, interesantes como ellas, pero frente el segundo mojito, quizá por la intimidad, por sentirse a gusto con sus dos amigos y por la pérdida de Richard, Mila decide abrir su espíritu. Un rato antes me ha descubierto el gran amor que Anna siente hacia mí.
-En tu segundo libro descubres la verdad, lo explicas a
la perfección. Es curioso que no te hayas dado cuenta. Tú eres el amor de Anna,
del único que ha estado enamorada.
No puedo ni quiero creerlo, no lo entiendo. De algún modo percibe
mi incredulidad.
-Desde que volvisteis de Cachemira, Popol. Al principio no se atrevió, tu carácter una vez más te traicionó. Tu obsesión en contra la pareja. Luego fue Mónica, otra vez ella. Anna se sintió incapaz de competir con su amiga. Además, Anna es como yo, no concibe compartir a su pareja; el amor y el sexo tal vez, pero no hasta tal punto. Y al que siempre ha deseado es a ti. Anna es ditinta a todos, incapaz de coartar la libertad. Es como tú, por eso siempre se ha mantenido alejada de ti.
-Desde que volvisteis de Cachemira, Popol. Al principio no se atrevió, tu carácter una vez más te traicionó. Tu obsesión en contra la pareja. Luego fue Mónica, otra vez ella. Anna se sintió incapaz de competir con su amiga. Además, Anna es como yo, no concibe compartir a su pareja; el amor y el sexo tal vez, pero no hasta tal punto. Y al que siempre ha deseado es a ti. Anna es ditinta a todos, incapaz de coartar la libertad. Es como tú, por eso siempre se ha mantenido alejada de ti.
No sé qué decir, a Anna siempre la he creído incapaz de
enamorarse. Sé que Biel es y ha sido su amor, pero más como amigo y compañero.
Sé que no está enamorada de él, nunca lo ha estado.
Y recuerdo su estremecimiento al hacer el amor, su abrazo absorbente y tierno, sus besos tan enloquecedores; y su manera de amarme y de ofrecerme su vida. Quizá sea verdad y Mila tenga razón, siempre la tiene. Siento ganas de llorar.
Y recuerdo su estremecimiento al hacer el amor, su abrazo absorbente y tierno, sus besos tan enloquecedores; y su manera de amarme y de ofrecerme su vida. Quizá sea verdad y Mila tenga razón, siempre la tiene. Siento ganas de llorar.
De vuelta a casa Amara me habla, intenta consolar mi
espíritu, sabe que siempre he estado enamorado de Anna, tal como de ella y de
Mónica; pero que la convivencia es distinta y con Anna habría sido imposible.
Lo sabe, pero calla, prefiere que sea yo quien lo descubra. Ella también ha
estado enamorada de Anna, todo lo que una mujer heterosexual puede estarlo de
otra mujer. Y sé que Biel ha sentido por ella lo mismo que yo por su compañera,
que ha sido mutuo.
Es terrible ver, ahora con sesenta y dos, las cosas tal
como son y no como imaginamos que eran. Y entender que nacimos en un mundo
equivocado, que sufrimos y disfrutamos del amor como pocos, solo por ello.
No puedes vivir contra la sociedad, porque al final caes en ella y el revolverte te causa un dolor insoportable. No puedo echar para atrás, solo queda mirar para adelante y avanzar sin miedo.
Vivimos intensamente, quizá más que cualquiera, y lo hicimos con pericia porque aún estamos enteros.
-¿Qué harás cuando vuelva a marchar?
No puedes vivir contra la sociedad, porque al final caes en ella y el revolverte te causa un dolor insoportable. No puedo echar para atrás, solo queda mirar para adelante y avanzar sin miedo.
Vivimos intensamente, quizá más que cualquiera, y lo hicimos con pericia porque aún estamos enteros.
-¿Qué harás cuando vuelva a marchar?
-Si puedo, irme con ella, aunque solo sea una temporada.
Lo necesito -respondo mirándola a los ojos.
Y sonríe y afirma con la cabeza. No solo me entiende sino que también lo comparte. Sé que si no fuera por su salud, haría años que habríamos marchado lejos, muy lejos, quizá también junto a Anna.
Y sonríe y afirma con la cabeza. No solo me entiende sino que también lo comparte. Sé que si no fuera por su salud, haría años que habríamos marchado lejos, muy lejos, quizá también junto a Anna.
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