domingo, 11 de abril de 2010

DE PASEO

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Acabo de llegar de un paseo en bici, desde mi casa hasta el delta del Llobregat, y he vuelto por el aeropuerto, para filmar algún avión pasando sobre mi cabeza.
El río es más bello y fecundo más arriba, a partir de Sant Boi. La Generalitat intenta regenerar el río y sueña con un delta, el que existía antes que el hombre se lo cargara. Misión imposible, porque “on no ni-ha, no pot rajar” (donde no hay, no puede manar).
El Llobregat está irremediablemente perdido y lo más que se puede conseguir es convertirlo en un bonito paseo; y su delta es un desastre medioambiental, con un avión por minuto pasando a su ras. Es ilusorio pretender que las aves se recojan allí.
Veo un mirador parecido a un torreón, un vallado que preserva el parque y gente mirando, poca; y es que por lo que hay no vale la pena: unos cientos de gaviotas que reposan en su playa particular. Desde el delta hasta Cornellá solo veo una zancuda y dos ánades, la primera probablemente despistada. Hay muchas más en los espacios verdes de los muchos nudos de carreteras de los alrededores, donde circula mucho coche pero ningún avión. El día que los coches vuelen también se irán de allí.
De Sant Boi para arriba hay más, no muchas, pero se ven; y se esconden del hombre, atemorizadas, aterradas diría yo. Y es que allí no hay vallas, pero sí mucho envase, plásticos, restos de hogueras y de pequeña chatarra.
El hombre, si quiere conservar la naturaleza, solo tiene que construir reservas con alambradas para él y sensores adaptados a su naturaleza, torreones de vigía y guardas armados para evitar que las asalten los empresarios inmobiliarios.

Y a la vuelta me he encontrado con Fátima paseando su perro. Al principio no la reconocía. La velocidad y que iba en bici como yo y el pobre can corriendo detrás, me han despistado. Ya no limpia nuestra escalera, lo hace su compañero, que viene en una bici pequeña y plegable.
Hace poco coincidí con él, yo bajando la mía para ir al trabajo y él subiendo la suya para evitar desaprensivos y amantes de lo ajeno. Me sonrió... Parece que un tipo de mi edad no liga con una bici, y menos como la mía. Es un tipo callado, con barba corta y bien arreglada, pero aquel día se mostró receptivo. Como siempre lo saludé con los buenos días y él, en cambio de responder con su habitual murmullo, dijo... ¿eres el amigo de Fátima, verdad? No dijo nada más, pero se le notaba más contento de lo habitual.
Paramos... nos saludamos... está preciosa, ya no lleva el maldito pañuelo. Al poco veo su compañero y una pareja de amigos, a todas luces del país; también llevan un perro corriendo tras suyo. Son jóvenes como ellos y visten con despreocupación, se les ve relajados y muy amistosos. Me gustan...
-Hola Pau, sabes... espero un hijo, aunque es posible que mi compañero ya te lo haya contado-
Qué quieres... soy feliz. Esta chica me motiva, siento algo especial por ella, es de las pocas con las que no me habría molestado tener una aventura. -Qué manera más tonta de decir que me atrae- Ella lo sabe, las mujeres lo ven en la mirada del hombre, de la misma manera que nosotros lo vemos en las suyas. Nunca lo intenté, hubiese sido un error, tan garrafal como inútil.
Le doy un beso, un pequeño y suave abrazo.
-Sí, algo me contó, pero no lo entendí muy bien-
Se ríe... entiende el mensaje, Fátima es lista y conoce a su compañero.
Hay tíos que para entender lo que dicen no basta con saber idiomas.
Antes de despedirme miro su barriga...
-¡Uyyy! Aún no se nota, solo hace un mes que lo sabemos-
Calculo... De haber sabido leer mentes, hubiese sido el tercero en enterarme.
Les deseo suerte y me despido, no sin antes pedirle al tipo que me avise ante alguna novedad. Esta vez estaré preparado, aunque quizá me sorprenda.

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1 comentario:

  1. Me gusta leer tus anécdotas...Participar de una vida tan rica como la tuya.

    Muchos besos.

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